Contar con una excelente arquitectura, un espacio novedoso y amplio, o un lugar estético, no es suficiente; tu inmueble puede ser un edificio enfermo. Es decir, puede estar enfermando a sus habitantes, empleados o visitantes.
Hablamos del Síndrome del Edificio Enfermo y se refiere a un conjunto de enfermedades que sufren sus ocupantes y que suelen estar relacionadas a la contaminación de los espacios cerrados o al mal estado del edificio.
Existen algunas consideraciones a tomar en cuenta para determinar que es un edificio enfermo; por ejemplo, al menos el 20% de los ocupantes están afectados, sufren congestión nasal, alteraciones e irritación de las vías respiratorias, fatiga, dolores de cabeza continuos, conjuntivitis y hasta problemas dermatológicos; además tener disminución en la energía laboral, dificultad de concentración y aumento de estrés.
¿Qué lo produce?
Dichos espacios normalmente cuentan con una climatización automática deficiente, mal instalada o con pésimo mantenimiento; falta de ventilación, paredes y suelos construidos con materiales de baja calidad, además de aquellos que no cuentan con condiciones propicias para funcionar como oficinas, como lugares con mucho ruido o con falta de higiene.
Por ejemplo, un edificio puede ser tan imponente y estético por dentro y fuera, con una fachada de vidrio impresionante, un elemento que suele ser utilizado por su costo relativamente bajo y su versatilidad; sin embargo, la radiación solar es reflejada al 10%, otro 10% es absorbida por el vidrio, y el 80% se encuentra al interior de cada uno de los pisos que lo conforman, aumentando la temperatura del ambiente y obligando a utilizar sistemas de ventilación.
El expertise y las buenas prácticas que realice el integrador de los sistemas de ventilación, así como el servicio de mantenimiento, juegan un papel importante para evitar que ese inmueble se vuelva un edificio enfermo, impactando en la salud y productividad de los ocupantes.
Además, es en este punto donde los sistemas climatizados automáticos pueden resolver los distintos climas que se generen dentro del mismo edificio, ya que las personas que se encuentren cerca de las ventanas tendrán mayor temperatura, que aquellos que se encuentren en los interiores, por lo que un sistema inteligente de ventilación y calefacción, puede apoyar a la reducción de enfermedades, estrés y depresión laboral, además de optimizar el consumo de recursos energéticos.
Ya no solo cuenta lo vistoso o moderno que sea un espacio, sino lo saludable que sea para sus ocupantes.